¿Cuál es la vida de un Tweet?

Cuando nos conectamos a Twitter y empezamos a compartir contenidos, no somos conscientes del alcance que pueden llegar a tener nuestras palabras.

Nos hemos acostumbrado a escribir en 140 caracteres y creo que esta es una de las grandes cualidades de este medio, ya que aprendemos a sintetizar cada vez mejor.

Hay muchos días que nos encontramos algunos pequeños mensajes con gran contenido ya sea profesional, informativo o filosófico.

¿Pero hasta dónde pueden llegar nuestros twitts y cómo inciden en los demás?

Si utilizamos las herramientas de búsqueda disponibles y las  enlazamos con nuestra cuenta, podemos encontrarnos cifras que pueden dejarnos perplejos.

Algunas nos indican por ejemplo los RT que hemos recibido y el alcance de esos twitts. Nos dan porcentajes de las profesiones de nuestros seguidores o  el «engagement» que podemos llegar a tener.

Nuestros followers nos incorporan a listas específicas, por supuesto para hacer más fácil la navegación, pero el nombre de la lista en la que nos incluyen es un dato importante que debemos analizar para saber cómo se nos percibe.

También podremos saber quiénes son las personas que más nos influencian (algunas nos pueden llegar a sorprender)  y a quién influenciamos nosotros, pero aquí viene lo importante:

Hay sentimientos o emociones que se perciben o interpretan en algunos mensajes, que quizás quien los lanzó no tenía esa intención, es solo la interpretación personal de los mismos.

Twitter tiene un ingrediente emocional mucho mas alto de lo que muchos intuimos.

Quizás los que utilizamos Twitter de modo profesional pero también personal no nos paramos a pensar que al otro lado hay muchas personas que nos escuchan, en ocasiones incluso sin que hayamos establecido conversación alguna,  forjándose un prototipo del que esperan determinados comportamientos y si no es así puede terminar en desencanto. Esto no quiere decir ni mucho menos que cambiemos nuestra forma de ser y trasmitir, si no que lo tengamos presente a la hora de expresarnos

Hemos repetido en varias ocasiones en este blog la importancia que tiene nuestra actitud. en la red para elaborar nuestra marca personal.

Algunas veces conscientemente repetimos un comportamiento que sabemos va encaminado a reforzar esta imagen que deseamos proyectar,  pero otras muchas no manejamos lo que los demás pueden percibir de nuestra actitud.

En Twitter además de recoger y compartir información, también se fomentan las relaciones humanas a través de las palabras.

Hay personas que tras intercambiar unos cuantos twitts tienen la oportunidad de conocerse y de ahí pueden surgir desde grandes amistades hasta relaciones personales u odios irreconciliables.

Por todo ello, aunque a veces la rapidez de la herramienta no nos deja pensar y meditar lo que vamos a lanzar,  hemos de tener cuidado con lo que decimos, cómo lo decimos y a quién se lo decimos.

Todos nuestros mensajes quedan registrados por toda la red.

Ayer trasteando en Google, encontraba conversaciones que he mantenido hace meses a través de Twitter con algunos de mis amigos.  Conversaciones que sin saberlo ya  forman parte de un post en un blog no ya no español, si no europeo, americano o sudamericano.

Y pensemos

¿Cuántas veces hemos recibido una mención referenciándonos semanas después de haber lanzado un twitt?

¿Que camino habrá recorrido nuestro mensaje y a cuántas personas habrá llegado durante esos días para volver a nuestro TL, en ocasiones lanzado por alguien a quien no seguimos ni nos sigue?

Este es el gran poder del efecto multiplicador de Twitter,  que hace de altavoz a nuestras palabras, tengamos por tanto en cuenta antes de lanzar un mensaje «Cual es la vida de Tweet»


4 respuestas a “¿Cuál es la vida de un Tweet?

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